18 de septiembre de 2010

"Hay que dormir más y hacer menos"


Entrevista de Ima Sanchís (la Vanguardia - 4/11/2006) a Satish Kumara, editor y escritor: "Tengo 70 jóvenes años. Nací en Rajastán (India) y vivo en Inglaterra. Casado y con dos hijos. Licenciado en Filosofía y Teología, y doctorado en Educación y en Literatura, pero no hice ningún esfuerzo por conseguirlo. Soy verde. Debemos ser amigos de la Tierra, no dominar la Tierra. Tanta actividad y trabajo nos está destruyendo".

- Por qué se puso a caminar?
Estaba sentado con el periódico en un café y leí que el filósofo Bertrand Russel, a sus 90 años, estaba en la cárcel por protestar contra las armas nucleares.

- Y se sintió un inútil.
No pude evitar preguntarme: "¿Qué hace un hombre joven como yo sentado en un bar tomando café mientras un anciano pelea por la vida? Me apunte al movimiento por la paz y con un amigo comencé una acción.

- Caminar hasta las cuatro capitales nucleares: Moscú, París, Londres, Washington.
Sí, y mi gurú en India me dio otra idea, que anduviera sin dinero en el bolsillo. Mis amigos insistían: "Satish, es una locura adentrarse en Pakistán caminando y sin dienero, hemos tenido tres guerras, es un país enemigo". Pero mi gurú también me había dicho que la confianza es la raíz de la paz.

- Radical su gurú.
En Pakistán ocurrió el milagro, la gente sabía que éramos los peregrinos por la paz. "Fijate -le dije a mi amigo-, si venimos como indios, nos encontramos con pakistaníes; si venimos como hindúes, nos encontramos con musualmanes; pero si venimos como seres humanos, sólo nos vamos a encontrar con seres humanos". Con ese espíritu de confianza caminamos 8.000 millas.

- Pero en París lo metieron en la cárcel.
En Rusia una mujer nos dio cuatro bolsitas de té para los respectivos presidentes de los países y un mensaje: "Si en algún momento tiene el pensamiento de apretar el botón nuclear, por favor, tómese antes el té, dese un tiempo para reflexionar. Le sentará bien".

- ¿Los entregó?
Sólo el presidente De Gaulle lo rechazó, protestamos frente al Elíseo y nos detuvieron.

- ¿Merecio la pena?
Cuando no había comida aprendí a ser positivo y repetirme: "Esto es una oportunidad para ayunar". Si no había refugio para dormir, me decía: "Ésta es una oportunidad para dormir bajo las estrellas". Convertí todas las dificultades en oportunidades. Cuando la vida es demasiado benevolente no descubres quién eres.

- Nunca lo descubres en todas las facetas.
No, pero Descartes se esquivocó en su "pienso, luego existo". No existimos en la cabeza, existimos en relación con los otros. La Tierra es, luego yo soy; eso aprendí en mi viaje.

- ¿Por qué ingresó en un monasterio?
A los 4 años vi morir a mi papá y vi como toda mi familia sufría. Pensé que eso de la muerte era algo terrible y me dije: "Haré cualquier cosa para que la gente deje de morir". A los 7 años los monjes jainistas me dijeron que para trascender la muerte hay que renunciar al mundo, y me hice monje a los 9 años.

- Nueve años después se marchó.
Leí a Gandhi, que decía que el mundo y la espiritualidad no deben estar separados, que debe haber espiritualidad en la política, en los negocios, en la vida cotidiana. También decía que la muerte es parte de la vida.

- ¿Y decidió volver al mundo?
Hoy sé que la espiritualidad está en la motivación. Si la motivación cambia, todo lo que hacemos puede ser práctica espiritual.

- ¿Que es lo mejor que le ha pasado?
Conocer a mi mujer, June. He sido muy feliz, incluso hoy con 75 años sigo enamorado. Comprobé que a través de una persona se puede amar el universo, porque al universo no se le ama en abstracto. Y pude entender qué significa relacionarse, el universo sólo existe en relaciones.

- Todo eso suena muy bien, pero...
Mire, la relación no se trata de ti, se trata del otro. Cuando yo me ocupo de mi mujer y ella se ocupa de mí, todos estamos bien cuidados, pero si yo tiro para mí mismo hay tensión y esa tensión se multiplica, el microcosmos está conectado con el macrocosmos.

- ¿Qué más ha aprendido?
La cultura occidental se obsesiona en los logros, y por lo tanto mucha gente está frustrada. Cuando te olvidas de los frutos de tus acciones y te entregas a la acción en sí misma, entonces estás contento. Lo importante no es el fin sino el medio.

- ¿Qué le ha costado entender?
Por qué una sociedad educada e inteligente corta la rama en la que está sentada. ¿Por qué estamos tan obsesionadaos con el materialismo?, ¿Por qué seguimos destruyéndonos?

- Porque el ser humano es así.
La naturaleza del ser humano tiene los dos polos: compasión y enojo, amor y miedo. Pero la cultura occidental ha institucionalizado el miedo; su política y su economía se organizan basándose en él. El dinero es hoy un fin en sí mismo, no sirve para intercambiar. Las sociedades que no tienen dinero están condenadas, ésa es la plaga que ha creado occidente, y si no cambiamos ocurrirá una catastrofe, porque los recursos son limitados.

- Si pudiera dirigirse a cada uno de los lectores, ¿qué les diría?
Que si van más despacio llegarán más lejos. No se obsesionen con la rapidez.

- Es la rapidez la que nos persigue. Todos mis amigos quieren retirarse.
Ése es el desafío, la velocidad ha empezado a controlarnos a nosotros, ahora debemos transformalo y ser maestros de nuestros destinos. Tome el contro de su vida, vaya de la rapidez a la sabiduría. La sabiduría no viene rápido. El mundo occidnetal debería dormir más ya hacer menos. Alarguen la siseta.

- Ha intimado con Martin Luther King, Bertrand Russell, Krishnamurti, la madre Teresa, el Dalai Lama, ¿qué tienen en común?
Todos están libres del ego. Si uno insiste en el "yo, yo, yo" no logra ser quien es. Pero si dejas ir tu ego, te encuentras. Cuando una semilla deja de serlo, entonces es árbol.

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